miércoles, 22 de agosto de 2007

La Ruleta Rusa, Capitulo 1: Ni tú ni nadie puede cambiarme (y II)

- Porque yo si que siento algo por ti, y me gustaría saber si a ti te ocurre lo mismo. – Sólo en ese instante se incorporó en la cama, dejando caer su cabeza sobre mi hombro, mirándome con sus ojitos de corderita degolladora. Se me había pasado todo el sueño de golpe, y pasé de un estado de coma post-coito a tener los ojos como dos plazas de toros. Si no mentía el despertador, y no tenía razones para hacerlo, cada parpadeo de sus números verdes fosforescentes me decía que eran las dos y media de la mañana, una hora perfecta para los anuncios de cremas hidratantes basadas en babas de caracol, pero no para este tipo de asuntos. ¿Seguro que éste era el momento oportuno para abrir los corazones y dejar escapar nuestros más íntimos sentimientos, así, sin anestesia ni nada?

No soy precisamente un Adonis hecho carne, y en aquellos tiempos mi economía no tenía la liquidez necesaria ni siquiera para teñir de rojo el saldo de mi cuenta corriente. Para colmo, a mis cuarenta años, y después de los hechos acaecidos el pasado verano en la academia en la que trabajaba, hechos que ahora no vienen a cuento, en paro. En resumen, queridos conciudadanos, más cercano a la Beneficencia que a ser beneficioso para alguien. No les puedo negar que tengo mis encantos, claro que los tengo, pero que una mujer como Nieves llegara a decirme que sentía algo por mí, era profundamente halagador.

¿Y yo? ¿Sentía algo? ¿Y qué sentía? Evidentemente, me gustaba. Cualquiera que tuviera uno o dos ojos en la cara, sentiría atracción por ella. Y ya no era sólo por el exterior, que era fantástico; por dentro, Nieves era una de esas personas a las que uno le cae bien al instante. Simpática, inteligente, buena persona, cariñosa, muy responsable… Pocas, muy pocas, habrían tomado las riendas de su casa desde el instituto, cuidando las labores del hogar y a su hermano pequeño, mientras sus padres se dejaban las uñas, las pestañas y los años en las mesas de los chiringuitos de Torremolinos, trabajando de sol a sol. En resumidas cuentas, era como una croqueta, de esas que preparaba mi madre con la gallina del puchero; cuidado, no me malinterpreten, que no quiero decir que estuviera redonda ni nada por el estilo. Simplemente, quiero decir que si por fuera era tan apetecible, tan crujiente, por dentro era aún mejor si cabe. De todas maneras, si la ven, me hacen el favor de no comentarle nada de eso de la croqueta, que ya bastantes problemas he tenido con ella. Gracias.

Bien, hemos llegado a la conclusión de que me gustaba, pero es que eso de sentir me daba en la nariz que se refería a ago más profundo, con más miga intrínseca. Es decir, sentimientos en plan No Puedo Vivir Sin Ti, Te Necesito a Todas Horas… y sobre ese particular, mi desconocimiento era superior al del mundo del punto de cruz. Esas cosas no se plantean así, y menos a esas horas. Pero hice el esfuerzo y, partiendo de unas hipótesis conocidas, me propuse llegar a una conclusión:

a) Si la veía llegar desde el fondo de la calle, a cada paso de sus pies se me iba poniendo más cara de tonto, si eso era físicamente posible.

b) De vez en cuando notaba cierto vacío estomacal, como de mariposas revolotenando o cualquier otro lepidóptero, aunque esto pudiera ser consecuencia de sus miraditas o de un escaso desayuno, estilo Juan Cacho con Prisas.

c) Añadámosle la casi automática respuesta de mi organismo ante el más ínfimo estímulo por su parte, ya sea un leve pestañeo o la dulzura con la que se desabrochaba los botones de mi camisa.
A la vista de los datos, podemos llegar a la tesis de que sí sentía algo, quizás no solamente físico, sino...

¿Y qué siente Juan por ella? ¿Amor? ¿O serán gases? Bueno, tendremos que esperar a la próxima entrega de "La Ruleta Rusa". No se me pongan nerviosos. Atrás. Vamos. Una filita. Eso es.

2 comentarios:

Félix Amador dijo...

Esto sigue... espero. Me gusta el tono paranoico con que escribes. Vaya elemento Juan...

Unknown dijo...

Haber que alguién le diga al cobadica de Juan que está enamorado hasta las trancas, vamos que de ahí al altar sólo le faltan dos tilas, 7 valium, dos semanitas de abstinencía sexual y otra charlita con Nieves.

Al otro paco ....y siguiento mi costumbre de Joder otra erratilla tontina que se ha colado:

Bien, hemos llegado a la conclusión de que me gustaba, pero es que eso de sentir me daba en la nariz que se refería a ago


AGO= ALGO jejejeje